En estos meses hemos vivido la temporada más larga de la historia. Cuatro meses de tiempo suspendido, en los que tuvimos que practicar el arte de la paciencia. La tenacidad y la espera, en Pomì, las hemos aprendido de la tierra, al respetar sus tiempos y ciclos, que nunca se deben apresurar sino esperar pacientemente.
Y es precisamente el verano que esperamos con respeto y ansiedad. En los meses más calurosos, de hecho, el tomate alcanza una madurez perfecta, expresando al máximo sus características organolépticas.
Es en verano cuando las tierras del Consorcio brindan sus mejores frutos y en Pomì nos preparamos para celebrarlo con la campaña de cosecha y procesamiento para llevar el tomate a las mesas en todas sus facetas: las blandas del puré, las verdaderas de la pulpa, las frescas de los tomates en cubos...
Entre mayo y junio...
Las plantitas de tomate son transportadas a los campos y trasplantadas aquí. El cuidado de los tomates cultivados pasa a manos de los Agricultores miembros del Consorcio. Las plantitas se cultivan según las Buenas Prácticas Agronómicas y se someten a estrictos controles para verificar sus características de calidad y seguridad alimentaria, gracias al constante apoyo de los expertos Agrónomos de Pomì, que trabajan junto con las empresas agrícolas en el campo.
Entre julio y septiembre...
Una vez que las bayas han alcanzado el grado de madurez perfecto, los tomates de las 7000 hectáreas del Consorcio se cosechan mediante sistemas mecánicos innovadores para ser entregados a las plantas cercanas con el fin de preservar sus características cualitativas.
Aquí los tomates deben pasar por análisis exhaustivos de sus características físicas y químicas para poder ser procesados y transformados en puré, pulpa, cubos...
… Esas texturas que podemos apreciar todo el año en los espaguetis, la pizza, ¡incluso en una bebida!