Ingredientes (4 fuentes de 30x40 cm)
- Aceite de oliva virgen extra c/n.
- Agua fresca 700/750 g
- Ajo seco c/n.
- Guindilla al gusto c/n.
- Harina de fuerza para pizza 1000 g
- Levadura de cerveza fresca 2 g
- Orégano c/n.
- Sal c/n.
- Sal 25 g
- Sémola de trigo duro molida para el estirado c/n.
Preparación
Una pizza ligera y crujiente, típica de los hornos romanos, que puedes reproducir en casa con unos pocos ingredientes de excelente calidad y un poco de técnica. ¡Esta es la receta!
- En una amasadora, formar la masa, empezando con la harina y la levadura y añadiendo el agua poco a poco. Por último, añadir la sal y terminar de amasar.
- Pasar la masa a un recipiente ligeramente engrasado y taparla, dejándola a temperatura ambiente hasta que empiece a leudar (serán necesarias 1/2 horas).
- Colocar el recipiente bien tapado en la nevera durante 18 a 24 horas. Transcurrido ese tiempo, dividir la masa aún fría en bollos de 420/450 g cada uno.
- Colocarlos en cuencos individuales ligeramente aceitados y taparlos para que leuden.
- Sazonar el tomate al gusto con sal, orégano, ajo seco, guindilla y aceite de oliva virgen extra.
- Cuando los bollos de masa hayan leudado, encender el horno y llevarlo a 250°.
- Estirar los bollos sobre una capa generosa de sémola molida y colocarlos en fuentes de hierro azul ligeramente engrasadas.
- Sazonar generosamente con el tomate condimentado y terminar con aceite.
- Cocer en horno caliente durante unos 10 a 12 minutos, prestando atención a que la base de la pizza se cueza a la perfección.
- En cuanto la pizza salga del horno, sazonar generosamente, una vez más, con aceite para terminar y ¡disfrutarla caliente!